La integración empresarial supone numerosas ventajas: crea valor, transfiere conocimiento, experiencia y tecnología. Así, las empresas contribuyen a la nueva organización con su know how, experiencia, recursos, y comparten retos, riesgos y beneficios.
Con las integraciones empresariales se mejora la credibilidad de las organizaciones, también su reputación e imagen, permiten acceder a un mayor número de recursos técnicos, humanos y financieros, amplían el conocimiento sobre el mercado y los clientes, facilitan la innovación del producto, mejoran los canales de distribución y acceso a nuevos mercados.
Con ello, las empresas pueden acelerar sus procesos de aprendizaje, alcanzar economias de escala y concentrarse en los ámbitos donde poseen mayores ventajas competitivas. En la economia global no son las empresas individuales las que compiten, sino las redes o cadenas de empresas las que interactuan para lograr un mayor crecimiento.