La integración empresarial mejora la credibilidad de las organizaciones, también su reputación e imagen
El término «integración» supone la combinación de una o más actividades en las cuales cesa la competencia entre las empresas que llevan a cabo la integración, sin importar la forma jurídica de la operación.
Existen dos tipos de integración, la integración horizontal, que es aquella realizada entre empresas que participan en el mismo eslabón de la cadena de valor y una integración vertical,que es aquella realizada entre empresas ubicadas en diferente eslabón de producción y/o distribución pero en la misma cadena de valor.
La integración empresarial supone numerosas ventajas: crea valor, transfiere conocimiento, experiencia y tecnología. Así, las empresas contribuyen a la nueva organización con su know how, experiencia, recursos, y comparten retos, riesgos y beneficios.
Con las integraciones empresariales se mejora la credibilidad de las organizaciones, también su reputación e imagen, permiten acceder a un mayor número de recursos técnicos, humanos y financieros, amplían el conocimiento sobre el mercado y los clientes, facilitan la innovación del producto, mejoran los canales de distribución y acceso a nuevos mercados.
Con ello, las empresas pueden acelerar sus procesos de aprendizaje, alcanzar economias de escala y concentrarse en los ámbitos donde poseen mayores ventajas competitivas. En la economia global no son las empresas individuales las que compiten, sino las redes o cadenas de empresas las que interactuan para lograr un mayor crecimiento.